El mundo onírico de Walter de la Mare: Un análisis poético

Walter de la Mare (1873-1956) fue testigo de un mundo en transformación, desde carruajes tirados por caballos hasta la exploración espacial, desde el lauro de Tennyson hasta el auge del modernismo. Esta rápida evolución, desafortunadamente, eclipsó su exquisitamente elaborada poesía clásica, llevándola a un olvido inmerecido. Este artículo profundiza en la singular visión poética de De la Mare, explorando su magistral uso del lenguaje, la metáfora y los temas recurrentes de los sueños, la imaginación y la búsqueda de la belleza.

Vida y obra de un poeta olvidado

Nacido en el sureste de Londres, el viaje de De la Mare hacia la poesía comenzó inesperadamente con una traducción de La Ilíada. A pesar de una carrera convencional como contable, sus aspiraciones literarias persistieron, lo que llevó a la publicación de cuentos y su primera colección de poesía en 1902. Una pensión civil en 1908 le permitió dedicarse por completo a la escritura, produciendo novelas, cuentos, literatura infantil y una prolífica obra poética. Aunque reconocido durante su vida, su trabajo se desvaneció de la vista del público después de la Segunda Guerra Mundial, eclipsado por la creciente ola del modernismo.

Retrato de Walter de la MareRetrato de Walter de la Mare

La filosofía poética de De la Mare: La imaginación infantil y juvenil

La conferencia de De la Mare en 1919 sobre Rupert Brooke ofrece una valiosa perspectiva sobre su propia filosofía poética. Dividió a los poetas en dos categorías: los “infantiles” y los “juveniles”. El poeta infantil, caracterizado por la intuición y una visión onírica, percibe un mundo donde “los hechos son los camaleones más vivaces”. El poeta juvenil, impulsado por la lógica y el análisis, busca explorar y diseccionar el mundo externo. De la Mare se alineó claramente con la visión infantil, encontrando inspiración en el mundo interior de los sueños y la imaginación.

Arabia: Una visión de belleza idealizada

“Arabia”, de su colección de 1914 The Listeners (Los oyentes), ejemplifica la exploración de De la Mare del reino imaginativo. El poema no describe un lugar geográfico, sino un paisaje onírico fantástico, un símbolo del ideal poético. Las exuberantes imágenes de las dos primeras estrofas contrastan con la estrofa final, donde la voz poética es criticada por estar “enloquecida” por esta visión. Esta crítica destaca la desconexión entre lo imaginativo y lo mundano, la búsqueda de la belleza por parte del poeta versus la indiferencia del mundo.

Imagen que evoca la mística de ArabiaImagen que evoca la mística de Arabia

Polvo eres y en polvo te convertirás: La persistencia de la esperanza

“Polvo eres y en polvo te convertirás”, de su colección de 1919 Motley (Abigarrado), reflexiona sobre el envejecimiento y la mortalidad. Dirigiéndose al “Arquero Celestial”, un símbolo del paso del tiempo, el poeta reconoce el desvanecimiento de la juventud, pero se aferra a la esperanza de una “bienaventuranza perdida”. La imagen de las “arpas inmortales” que resuenan junto al río de Babilonia sugiere el poder perdurable del arte y la belleza, incluso ante el declive y el exilio.

El espíritu del aire: La capacidad humana única para el amor

“El espíritu del aire”, de The Veil and Other Poems (El velo y otros poemas, 1921), presenta una conmovedora descripción de un ser etéreo que anhela la experiencia humana del amor. Descrito a través de vívidas imágenes de piedras preciosas, este espíritu del aire es, en última instancia, una figura de anhelo y arrepentimiento, que destaca la naturaleza única y preciosa del amor humano, una capacidad negada incluso a los espíritus más bellos.

Imagen que representa el espíritu del aireImagen que representa el espíritu del aire

Tarbury Steep: Belleza eterna en un mundo fugaz

“Tarbury Steep”, de su colección final O Lovely England and Other Poems (Oh, hermosa Inglaterra y otros poemas, 1953), vuelve al tema del lugar, esta vez centrándose en una ubicación real imbuida de significado personal. El poema reflexiona sobre la transitoriedad de la vida humana en el contexto de la belleza natural perdurable. Los acantilados de Tarbury iluminados por la luna se convierten en un símbolo de belleza eterna, presenciada por generaciones pasadas y futuras, una constante en un mundo de cambio.

El legado perdurable de De la Mare

La poesía de De la Mare, a menudo etiquetada como “infantil”, posee una profundidad y sofisticación que trasciende la simple categorización. Su magistral uso de la metáfora y las imágenes revela profundas reflexiones sobre la naturaleza de la imaginación, la belleza y la condición humana. Si bien su obra puede haber sido injustamente descuidada, sigue siendo un testimonio del poder de la poesía para iluminar los mundos ocultos dentro de nosotros y conectarnos con las verdades eternas que se encuentran más allá de las preocupaciones fugaces de lo cotidiano. Su poesía merece ser redescubierta y ocupar un lugar destacado en el canon de la literatura inglesa.