La obra Coronal de B. S. Eliud Acrewe presenta una compleja meditación sobre el tiempo, el lugar y la condición humana. A través de una serie de viñetas interconectadas, el poema navega por temas de mortalidad, cambio y la búsqueda de significado en un mundo marcado tanto por la belleza como por la desolación. Este análisis profundizará en las intrincadas imágenes del poema, su resonancia emocional y sus fundamentos filosóficos, explorando cómo Acrewe entrelaza la reflexión personal con observaciones más amplias sobre el mundo natural y el paso del tiempo.
Contents
I. Ecos del Tiempo y la Melancolía del Coronavirus
Los primeros versos establecen inmediatamente una preocupación por el tiempo: “El tiempo presente y el tiempo pasado no son lo mismo, aunque puedan parecerlo a algunos ojos”. Esto prepara el escenario para un poema que se centra en la interacción del pasado, presente y futuro, y la experiencia subjetiva de su paso. La alusión a Hitomaro, un poeta clásico japonés, insinúa la universalidad de estas preocupaciones temporales a través de culturas y épocas. La intrusión de la “invisible melancolía del coronavirus” ancla el poema en un momento histórico específico, destacando la fragilidad de la vida y la interrupción de la normalidad.
La yuxtaposición de la belleza natural – “Las rosas se abren en el jardín” – con las ansiedades de la pandemia crea un contraste conmovedor, reflejando la tendencia humana a buscar consuelo en el mundo natural en medio de la incertidumbre. El “zumbido del avión, el gemido del tren” sirven como recordatorios de la marcha implacable del progreso, incluso cuando la pandemia obliga a un estancamiento. Esta tensión entre movimiento y estasis se convierte en un motivo recurrente a lo largo del poema.
II. Quietud Distópica y el Barco del Estado
La segunda sección cambia a un paisaje más explícitamente distópico. La “calle pavimentada, ancha y vacía” evoca una sensación de inquietante quietud, que recuerda a un escenario postapocalíptico. La imagen de la “gran subestación eléctrica” y sus imponentes estructuras sugiere el poder de la infraestructura humana, incluso en su desolación.
La comparación de estas torres con “tumbas de gigantes” refuerza aún más el tema de la mortalidad y la naturaleza efímera de los esfuerzos humanos. El “barco de hormigón del estado, encajonado dentro de la red eléctrica” se convierte en un potente símbolo de las estructuras sociales que se enfrentan a un futuro incierto.
III. Un Viaje a Través de la Desolación y la Esperanza
La tercera sección introduce un viaje a través de un desolado paisaje urbano. Las imágenes del “Sol abrasador” y las calles “blancas y cegadoras” intensifican la sensación de vacío. El descenso por el “Calvario” añade una capa de peso simbólico, sugiriendo un descenso al sufrimiento o a la dificultad. Sin embargo, en medio de la desolación, surgen destellos de esperanza. Los “Jardines” que se vislumbran en la distancia ofrecen un posible refugio, una promesa de renovación.
La carretera llena de vehículos ofrece una imagen contrastante de movimiento y conexión, incluso cuando el hablante permanece aislado. Los versos finales – “Uno anhela la inmortalidad… hasta el último momento” – resumen la lucha humana por reconciliar el deseo de permanencia con la inevitabilidad de la muerte.
IV. Buscando Significado en un Mundo Silencioso
La cuarta sección marca un regreso a un tono más introspectivo. La ausencia de sonido – “Ningún cenzontle canta aquí; no podemos oír un solo sonido” – subraya la sensación de aislamiento. El “Círculo Carmesí” y el “Todo y el Fin de Todo” introducen símbolos enigmáticos, insinuando preguntas filosóficas más profundas sobre la naturaleza de la existencia. La belleza fugaz del “ramo de Primavera” sirve como recordatorio de la naturaleza transitoria de las alegrías de la vida.
V. La Palabra y el Mundo
La sección final explora el poder del lenguaje y la búsqueda de significado. El concepto de la “Palabra” como una fuerza que da forma y define la realidad es central en esta sección. “La Palabra inscribe el Mundo” sugiere que el lenguaje no es simplemente una herramienta de comunicación, sino un elemento fundamental de la conciencia humana. La “carga de la existencia” surge de la conciencia de nuestra propia mortalidad y las limitaciones del entendimiento humano.
Conclusión: Un Tapiz de Tiempo y Lugar
Coronal es un poema multifacético que explora las complejidades de la experiencia humana a través del lente del tiempo y el lugar. Las imágenes evocadoras de Acrewe, sus reflexiones filosóficas y sus conmovedoras observaciones sobre la era de la pandemia crean una obra resonante y que invita a la reflexión. La estructura fragmentada del poema refleja la naturaleza fragmentada de la memoria y la experiencia subjetiva del tiempo. En última instancia, Coronal invita a los lectores a lidiar con sus propias percepciones del tiempo, la mortalidad y la búsqueda de significado en un mundo en constante cambio.